¿Qué tan extensa es la línea que me separa de la realidad y de la ilusión?
Diminuta pero extremadamente fuerte que me hace pensar en un instante; reaccionar en un segundo, y dejarme inmóvil en el siguiente minuto.
En ese siguiente minuto mi cerebro tiene la capacidad de identificar La Realidad, que se me aproxima como torpedo detonando todo raciocinio.
Hasta que una coraza que ya parece una enfermedad cubre todo mi ser, y simplemente no me deja ver lo que por un instante me destruyó…
Y mi propio yo embarrado con la verdad, se lava en el manantial de la ilusión, creyendo mentiras que acabaron de matar los hechos… los hechos reales.
En ese pequeñito lapso, entre aceptar lo uno y refutar lo otro, caen de mis ojos milimétricos centímetros cúbicos que inundan la habitación, para luego quedar simplemente en blanco… catatónica
Escucho mi nombre… es un susurro. Alguien me llama, una voz me habla. Otra vez… una vez más… y ahora me grita, grita fuerte mi nombre… hasta que volteo a mirar y de nuevo estoy aquí, en la dolorosa ilusión de creer que esto es real…
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Animate a tallar sobre estos relieves rocosos...